El Ingeniero Agrónomo José Martín Jauregui ante un debate sobre un posible impuesto al metano ganadero en la Provincia de Buenos Aires nos invita a revisar algunos números que habitualmente quedan fuera de la conversación pública.

Las emisiones en perspectiva histórica
El clima terrestre ha experimentado variaciones naturales a lo largo de su historia geológica, pero el calentamiento actual presenta características que parecen ser únicas en velocidad y origen. A partir de 1750, con el auge de la minería de carbón que impulsó la Revolución Industrial, la humanidad comenzó a liberar a la atmósfera carbono que había permanecido secuestrado durante millones de años.
Esta extracción y quema sistemática de combustibles fósiles aceleró el efecto invernadero natural hasta convertirlo en el fenómeno que hoy observamos.
Los datos del Global Carbon Project 2024 revelan una concentración geográfica notable de la responsabilidad histórica: América del Norte representa el 27.3% de las emisiones acumuladas desde 1750, la Unión Europea el 24.4%, y Asia Oriental el 21.9%. Estos tres bloques concentran casi tres cuartas partes de todo el dióxido de carbono emitido en los últimos 274 años. Argentina, en este contexto, aporta el 0.51% de las emisiones históricas acumuladas.
Según el IPCC AR6, la temperatura global promedio ha aumentado 1.1°C respecto al período preindustrial. Si asumimos una relación directa entre emisiones acumuladas y calentamiento observado, la contribución de Argentina al incremento de temperatura global sería de aproximadamente 0.006°C, es decir, seis milésimas de grado. Para dimensionar esta cifra: la Unión Europea habría
contribuido con aproximadamente 0.27°C, y Estados Unidos con una magnitud similar.
Dimensionando el rol del metano del ganado
Según el IPCC AR6, el metano ha contribuido aproximadamente 0.5°C al calentamiento global observado de 1.1°C. Sin embargo, es importante notar que el metano proviene de múltiples fuentes: humedales naturales emiten entre 150 y 200 teragramos por año, la industria de combustibles fósiles entre 100 y 108 teragramos anuales, el ganado global entre 90 y 120 teragramos, y otras fuentes
como arrozales, vertederos y termitas completan el balance. El ganado representa aproximadamente 20 a 25% del metano global, lo que significa que su contribución específica al calentamiento es de alrededor de 0.10 a 0.12°C.
El ciclo biogénico del metano: una distinción fundamental
Existe una diferencia crítica entre el metano de origen biogénico y el de origen fósil que rara vez se explica en el debate público. El metano emitido por rumiantes proviene de carbono que las plantas extrajeron de la atmósfera mediante fotosíntesis. El animal consume el pasto, los microorganismos en su rumen producen metano, y esa molécula tiene una vida media en la atmósfera de
aproximadamente 12 años. Luego se descompone naturalmente en dióxido de carbono y agua. Ese CO2 regresa a la atmósfera y vuelve a ser capturado por las plantas a través de la fotosíntesis, cerrando el ciclo. En contraste, el metano de combustibles fósiles libera carbono que estuvo secuestrado bajo tierra durante millones de años, añadiendo carbono «nuevo» al sistema atmosférico. Mientras el metano biogénico recicla carbono que ya estaba en circulación, el metano fósil incrementa el stock total de carbono atmosférico. Esta distinción no elimina la potencia del metano como gas de efecto invernadero durante su vida atmosférica,
pero sí contextualiza su impacto de largo plazo de manera diferente.

El sistema ganadero argentino
Un estudio publicado en 2020 sobre biomasa y huella ambiental de la ganadería argentina determinó que el 92% de la energía consumida en la producción de carne proviene de pasturas, siendo 71% pastizales naturales y 21% pasturas
implantadas. Este sistema predominantemente pastoril es distintivo comparado con modelos intensivos de otros países productores. El índice de destete nacional promedio se ubica entre 62 y 65%, lo que significa que entre 35 y 40% de los vientres no producen un ternero por año. Esta brecha de eficiencia reproductiva representa simultáneamente el principal desafío productivo y la mayor oportunidad de mejora ambiental del sector.
Tecnología y eficiencia: la ruta disponible
La literatura científica coincide en que la intensidad de emisiones por kilogramo de producto puede reducirse significativamente mediante mejora de la calidad forrajera, incremento de la eficiencia reproductiva, incorporación de leguminosas en pasturas, implementación de manejo rotativo, y mejoramiento genético enfocado en conversión alimenticia. Estas intervenciones técnicas tienen el potencial de reducir emisiones mientras aumentan la productividad, generando beneficios económicos y ambientales simultáneos.
Datos para una conversación informada
Compartimos esta información porque creemos que las políticas públicas más efectivas emergen de conversaciones basadas en datos verificables. El desafío climático es real y requiere acción, pero esa acción será más efectiva cuando esté fundamentada en comprensión precisa de magnitudes, fuentes, ciclos naturales y alternativas tecnológicas disponibles.
Fuente: MACS Mesa Argentina de Carne Sustentable


