20 años atrás, la Federación de Acopiadores decidió realizar un evento destinado a analizar, al mejor nivel posible, todo lo relacionado con nuestros trigos. En esa oportunidad jamás pensamos, que, 20 años después, tendría la vigencia y el prestigio tan consolidados. 

El desafío es tener un estado eficiente, con funcionarios que se ocupen de mejorar la educación, la salud y la seguridad de los argentinos en un contexto de equilibrio fiscal.

Para alcanzar esos objetivos necesitamos normas claras, justas y transparentes que permitan aumentar la productividad, producir, crear trabajo y generar riqueza. 

Porque no tengan la menor duda: argentina sale de la crisis de una sola manera: trabajando y produciendo con eficiencia; no hay otro camino. 

Entendemos que las finanzas ocupen un lugar preponderante en la gestión gubernamental actual, pero hay que tener muy en claro que no hay salida si paralelamente no se atiende a la productividad. Los dólares no van a venir por ayudas externas, van a venir por exportaciones de trabajo argentino. 

Y es por eso que me permito destacar algunas restricciones actuales a la actividad productiva. 

En primer lugar, se debe ordenar todo lo relacionado con las buenas prácticas agrícolas a través de una ley nacional, que brinde el marco general del uso de fitosanitarios.  No puede ser que concejales de un municipio que nada entienden de esta materia o un juez, que no sabe diferenciar una vaca de un conejo, decidan la distancia y la forma de las aplicaciones de agroquímicos.

Hace años que existen proyectos legislativos sobre este tema y no podemos aceptar más la demora  de los legisladores.  Resalto especialmente el proyecto de la “red de buenas prácticas agrícolas” que resume la opinión de más de 90 cámaras del sector. 

Argentina es un país agrícola y precisa una ley de medio ambiente basada en datos científicos.

Necesitamos el compromiso del poder ejecutivo en este tema. 

En segundo término, insistimos, una vez más, que el Banco Central de la República Argentina  discrimina a los productores agropecuarios al renovar una norma del gobierno kirchnerista que castiga a quienes necesitan financiar la producción y tienen más del 5% de su soja sin vender. 

El tercer punto es resaltar lo que ocurrió en el primer trimestre de este año respecto de la relación insumo/producto del trigo, que afortunadamente, se está revirtiendo a partir del último mes. 

En efecto, la caída en los precios internacionales de los granos y, al mismo tiempo, el aumento de los insumos a raíz del impuesto país del 17,5% a las importaciones de esos productos, deterioraron los precios relativos producto/insumo y dieron lugar a unas primeras estimaciones de caida en el área de siembra.

Hoy tenemos recuperación del precio del trigo y caída en el costo de los insumos. Esperemos que en este “a todo trigo” se anuncien cambios positivos en las intenciones de siembra.

A esta dificil situación le sumamos aumentos desproporcionados de los peajes en rutas nacionales abandonadas,  de los inmobiliarios rurales, o de municipios que violan la ley creando impuestos disfrazados de tasas.