En diálogo con Frecuencia Agropecuaria, la reconocida investigadora del CONICET, socióloga, historiadora, educadora y feminista Dora Barrancos participó del Congreso de Cooperativas y Agricultura Familiar realizado en la ciudad de La Plata, donde brindó una exposición sobre agricultura, ruralidad y género femenino.
“Ha sido una jornada bella y particularmente emotiva, porque me permitió una conexión directa con muchas mujeres rurales, con lideresas y protagonistas activas de una renovación económica en las áreas rurales”, expresó Barrancos.
Durante su intervención, destacó la importancia de fortalecer los conocimientos técnicos y económicos de las mujeres rurales, más allá de los roles tradicionales que históricamente se les asignaron.
“Hay que enseñarles mejores conocimientos respecto de la estructura de precios, la contabilidad y las condiciones de oportunidad del mercado. Muchas veces se ha trabajado con ellas desde una visión estereotipada: ayudarlas a hacer dulces, cuando en realidad lo que necesitan son herramientas para potenciar sus emprendimientos”, subrayó.
Barrancos también repasó la evolución del papel de la mujer en la ruralidad, trazando una cronología desde los tiempos antiguos hasta la actualidad. “Más allá de la caída de la población rural en la Argentina —que pasó del 17% en 1988 al 8 o 9% actual— hay que reconocer la capacidad productiva de las mujeres en el campo. Y pensar en producciones más complejas que la mera artesanía”, sostuvo.
La investigadora reflexionó además sobre los cambios en la estructura social del campo:
“La vieja aplicación de ciertos apellidos oligárquicos ha mudado mucho. Cambian los apellidos, pero no la lógica de acumulación. Hoy necesitamos un millón de chacras más, con gerencias afirmadas en las propias mujeres”, enfatizó.
Consultada sobre el crecimiento de las redes y colectivos femeninos en el agro, como Las Chicas del Agro y Mujeres Rurales, Barrancos celebró la visibilización y el protagonismo que están ganando las nuevas generaciones.
“El 83% de las mujeres que están produciendo tienen más de 40 años, pero eso no significa que no haya juventudes emergentes. Las mujeres jóvenes estudian más, van a la universidad, y hay que estimular que esos conocimientos sirvan para fortalecer las empresas familiares y cooperativas”, explicó.
Finalmente, Dora Barrancos cerró con un mensaje inspirador:
“Necesitamos una sociedad cooperativa, con empresas de carácter social intenso, donde la equidad de género también sea un motor de desarrollo para las comunidades rurales.”


