Es fácil pedir la quita de retenciones a la producción agropecuaria para después poder lucrar con ese rédito. Y es esa la gran mentira
que se esconde detrás de un discurso que no para de exigir al gobierno nacional y a toda voz, que le saquen el pie de encima al campo, mientras por otro lado, el mismo que hace ese pedido despacha cedulones del impuesto inmobiliario rural con aumentos
que, aunque deberían tener un tope de 172,5%, en algunos casos registran subas que superan el 200% e incluso el 300%.


¿Cuál es la explicación que ofrece el Ministerio de Bioagroindustria de Córdoba frente a la evidencia que ofrecen los productores comparando los cedulones que están llegando este año respecto de los que tuvieron que abonar el año pasado en igual fecha?. Durante la reunión que mantuvieron los representantes del gobierno provincial, entre los que estuvieron presente, además de los del
mencionado ministerio, también personal de Rentas de la provincia, con los representantes de la Mesa de enlace provincial, la respuesta fue que los productores hicieron mal la cuenta porque no no se percataron de que, en el monto de los cedulones del año pasado había beneficios que se fueron quitando en el camino, conforme avanzaba el 2024, y entonces y por eso, el porcentaje de aumento resulta mayor al jado en 172,5%.


Y es ahí, cuando el productor agropecuario siente, con toda razón, que se le están riendo en la cara y que además le piden que comparta la alegría. Y es entonces cuando los mismos funcionarios que plantean que lo importante de quitar las retenciones tiene que ver con que ese dinero vuelva al bolsillo del productor para usarlo en mejorar su producción, parecen olvidar ese argumento y no tardan en encontrar la manera de desviarlo hacia sus arcas.


¿Con qué previsibilidad cuenta entonces el productor agropecuario para planificar sus acciones que dependen en todo de esa posibilidad de prever?

Una previsibilidad que el propio gobernador se encarga de exigir al gobierno nacional, mientras puertas adentro de su provincia él mismo, la boicotea.
Duele que no se escuche el reclamo, duele que no se comprenda que para producir más y mejor, que es lo que beneficia a todos, lo que de verdad se necesita es alivio fiscal real y no, dejar de pagar en un lado para pasar a pagar en otro. Pero duele y enoja, sobre todo, la mentira, el doble discurso y que se pretenda que a todo esto, el productor agropecuario lo acepte así, sin más.