En diálogo con Frecuencia Agropecuaria, Victoria y Soledad explicaron cómo trabajan desde La Enmienda en la regeneración biológica de los suelos, promoviendo prácticas sustentables que buscan devolverle vida y equilibrio al sistema productivo.

Durante la entrevista, las integrantes de La Enmienda compartieron detalles sobre su propuesta, basada en el uso de microbiología aplicada al suelo como una herramienta para fortalecer los cultivos de manera natural y regenerativa.

“Nosotros trabajamos con microbiología de suelos y proponemos la regeneración de los suelos y la facilidad de los cultivos a través de microbios abundantes y diversos”, explicó Victoria. “Producimos una enmienda que es como un compost, pero biológicamente completo. Tiene bacterias, hongos, protozoos y nematodos benéficos, es decir, toda la red trófica del suelo”.

Además, La Enmienda desarrolla reactores para elaborar té de compost, un preparado líquido que permite multiplicar los microorganismos de forma aeróbica. “Tiene una bomba que inyecta aire, lo que permite que los microbios se reproduzcan. Ese líquido se puede aplicar tanto al suelo como de forma foliar, ayudando a proteger los cultivos contra enfermedades, todo de manera orgánica”, detallaron.

Uno de los pilares del proyecto es fomentar la independencia del productor agropecuario.

“Buscamos que los productores aprendan a producir su propio compost en el campo, utilizando sus propios desechos. Por eso ofrecemos un programa de consultoría y también nuestro curso online La Vía del Suelo, donde enseñamos a hacerlo paso a paso”, contó Soledad.

La propuesta incluye distintos modelos de bioreactores, desde equipos pequeños como el Aero 150, hasta unidades de 3.000 litros, pensadas para productores que trabajan mayores extensiones. “Ya tenemos experiencias en bodegas de Salta, tambos del sur bonaerense y otros puntos del país, donde se están produciendo enmiendas con excelentes resultados”, remarcaron.

El trabajo de La Enmienda también se apoya en la observación y análisis de la vida del suelo a través del microscopio. “Tenemos el laboratorio abierto, recibimos muestras y actualmente desarrollamos el Programa Funga, que permite comparar tratamientos y evaluar cómo impactan en la actividad biológica del suelo”, explicaron.

Otro punto destacado es la versatilidad del sistema, que puede aplicarse en diferentes escalas.

“Esta técnica sirve tanto para una huerta en un jardín como para un viñedo de 60 hectáreas. La idea es aprovechar los recursos disponibles y cerrar los ciclos, porque en la naturaleza no hay desechos”, subrayaron.

Finalmente, destacaron la importancia de cultivar alimentos más saludables a partir de suelos vivos.

“Los cultivos no sólo necesitan nitrógeno o fósforo, también requieren micronutrientes esenciales. Recuperar la salud del suelo es recuperar la salud humana”, concluyeron.