En diálogo con Frecuencia Agropecuaria, Juan Córdoba, gerente general de Bioeléctrica, destacó el crecimiento de las energías renovables en el sector agropecuario y el rol clave de los biodigestores para transformar los residuos rurales en electricidad, biometano y fertilizantes naturales.
Durante su participación en el evento Agroempresario, Juan Córdoba, gerente general de Bioeléctrica, conversó con Frecuencia Agropecuaria sobre el desarrollo de proyectos sustentables que combinan innovación tecnológica, aprovechamiento de residuos y generación de energía limpia.
“Somos líderes en la Argentina en esta tecnología. Vinimos a contar cómo desde Bioeléctrica podemos agregar valor al agroempresario”, explicó Córdoba, al referirse al trabajo que realizan en el país con biogás y biometano.
La compañía toma los pasivos ambientales del agro —como los desechos de tambos, criaderos porcinos o feedlots— y los transforma en energía eléctrica, térmica o biometano mediante biodigestores. “Convertimos esos residuos en metano, y ese biogás se transforma en electricidad a través de motores. Esa energía puede volcarse a la red o utilizarse en las propias industrias”, detalló el ejecutivo.
Córdoba destacó que este tipo de desarrollos tiene un crecimiento sostenido en la zona núcleo del país, especialmente en Santa Fe y Córdoba, pero también representa una solución energética para localidades rurales más pequeñas.
“Generar energía en las puntas de línea mejora la calidad del servicio eléctrico y aprovecha los recursos disponibles en cada región. Es una forma de energía descentralizada”, subrayó.
En cuanto a la comunicación y la necesidad de acercar estos conceptos al público, el gerente general explicó que la empresa trabaja activamente en redes sociales como Instagram y LinkedIn, difundiendo información accesible sobre biogás, biomasa y bioenergía. “Queremos que la gente entienda que esta tecnología existe y puede ser parte de la vida cotidiana”, señaló.
Respecto a las posibilidades fuera de la zona núcleo, Córdoba afirmó que también hay gran potencial en zonas tamberas, ganaderas y hortícolas, como la cuenca del Salado o el cordón frutihortícola de La Plata. “Allí donde hay residuos orgánicos —de tambos, aves o verduras— hay oportunidad para transformarlos en activos energéticos”, dijo.
Además, remarcó que el proceso deja como resultado un biofertilizante natural, cerrando un círculo virtuoso de economía circular:
“Después de la fermentación anaeróbica queda un subproducto que es un muy buen fertilizante para el uso agropecuario. Es una tecnología que genera energía, empleo y desarrollo en Argentina.”
Finalmente, Córdoba invitó a productores y empresas a sumarse a este tipo de proyectos:
“Sigamos divulgando esta tecnología, porque hace muy bien. Genera trabajo, valor agregado y contribuye a un futuro energético más sostenible y bajo en carbono.”