A partir de la instalación de las variables climáticas —el paso superior al cambio climático—, las predicciones de los expertos en climatología han pasado a cobrar una incidencia trascendente a la hora de diseñar las estrategias productivas del sector agropecuario.
Si bien aún se perciben las consecuencias de la sequía en la zona Núcleo argentina como una secuencia de tres años que estalló —en forma dramática— en 2023, lo cierto es que los fenómenos extremos se han manifestado, y lo seguirán haciendo, en diferentes regiones del país (y del mundo).
En este sentido, la meteorología y sus pronósticos han pasado a ser un objeto de culto para los productores, casi a nivel de una cuestión de fe partiendo del hecho de que, para ellos, no existe mejor escenario que el climático a la hora de poner la semilla en la tierra. Se sabe que no es el único, pero con los demás —léase retenciones, apertura de mercados, paridad cambiaria, impuestos distorsivos y demás— debe lidiar en otros niveles de discusión.
En este contexto, un elemento (clave) nuevo ha sumado Germán M. Heinzenknecht, licenciado en Ciencias Meteorológicas e integrante de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA), a partir de sus investigaciones en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la UBA.
“Hace 20 años uno le explicaba al productor de qué se trataba el indicador ENSO. Era cuando recién el concepto estaba entrando y se hacía hincapié en cómo debía tomar decisiones importantes en base a ese dato climático pero, especialmente, en lo primero que debía existir: la confianza. Justamente, el trabajo que hicimos los meteorólogos, entiendo que bien, es que con el tiempo extendimos la explicación y el productor fue ganando confianza porque, al final, esos indicadores predictivos se terminaron validando”, asegura.
(NdR: El ENSO, por El Niño Southern Oscillation, es un fenómeno oceánico asociado a fluctuaciones de un patrón global de presiones en las superficies tropical y subtropical. Posee dos fases: cálida, que corresponde a El Niño, y fría, más conocida como La Niña. En ambas situaciones, sus efectos se sienten en todo el planeta y, además, se han vuelto cada vez más extremos como consecuencia del cambio climático. / tiempo.com)
“Pongamos un ejemplo contundente. La campaña 2022/2023, cuando la seca ya estaba a pleno desde principios de enero, la única luz que se veía al final de camino era el pronóstico de El Niño para 2023/2024. Eso se empezó a dar porque primero apareció el fenómeno como oceánico y, luego, terminó impactando en las precipitaciones. Pero eso fue dicho 6 meses antes; es decir, se pudo generar un contexto propositivo para la próxima campaña mientras se transitaba una muy mala”, agrega.
Germán M. Heinzenknecht, licenciado en Ciencias Meteorológicas.
“Finalmente se valida porque vos, como meteorólogo, le tenés confianza a esa herramienta y sabés transmitirla para provocar un ámbito favorable. Y si eso sucede, el productor también lo cree. Sobre esa onda de largo plazo, que es el indicador ENSO, siempre se superponen otras condiciones climáticas de más corta duración, que son el día a día y el mes a mes que, si bien se van modificando, en general uno las empieza a advertir en un contexto”, sostiene.
¿“El panorama para el sudoeste bonaerense? Podríamos cumplir con la normalidad partiendo de un escenario relativamente mejorado para este invierno; y por eso entiendo que el SOB va a sembrar bien. Veníamos de un verano con poca lluvia y las pasturas se habían sembrado con escasa humedad, pero las últimas lluvias las van a potenciar. Que haya perfiles cargados es fundamental, porque cuando llegue el invierno más duro al SOB no se le puede pedir que llueva mucho”, indica Heinzenknecht, en diálogo con La Nueva.
“Lo bueno de esta región, que se extiende al sudeste, es que tiene una relación inversa al fenómeno de La Niña, que impactó de manera terrible en los últimos tres años en la zona Núcleo. Eso, claramente, no se advirtió de igual manera en el SOB”, precisa el Lic. Heinzenknecht, quien reside en Tandil.
Está claro, de esta manera, de que el productor del SOB sabe que puede tomar parámetros clave de especialistas en clima, que cada vez son más, mejores y con tecnología de punta, para lograr eficiencia en sus planteos agropecuarios. Sólo falta que adquieran una mayor confianza.
Fuente: La Nueva, por Guillermo D Rueda